México

Este ensayo considera que la forma humanamente más completa de la comunicación, aunque limitada necesariamente en espacio y tiempo, ha sido la clásica del ágora, el foro, la plaza. Aquí el hecho comunicacional no se reduce a la captación de un mensaje, sino que éste nace de la comunicación entre los congregados; del tejido intercomunicante que se forma en el interior del grupo. La comunicación constituye en este caso una vivencia total. Ahí, el grupo no es público, es pueblo; no es auditorio, es actor; y lo es, además, como protagonista. Desde ese postulado plantea la fiesta del toreo como forma de comunicación democrática.

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Revisión de estudios en el campo de la Kinésica, y en general de la comunicación no verbal, que más que un espontáneo conjunto de señales emocionales, constituye un sistema íntimamente vinculado con el de la comunicación verbal. No obstante que cada cultura tiene su propio lenguaje corporal y no hay gestos universales, cabe citar a Birdwhistell: "el hombre es un ser multisensorial, que algunas veces se expresa con palabras".

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A partir de una revisión de las teorías de las diferencias individuales, las categorías sociales, las relaciones sociales y las normas culturales, de Melvin DeFleur, el autor sostiene que los medios de comunicación pueden activar el proceso del desarrollo integral, vinculando comunidades aisladas y presentando con veracidad la problemática sociopolítica que impide la realización de los cambios sociales. Propugna por que la nueva comunicación social tienda a convertir al pueblo en protagonista de los medios de comunicación, en gestor de sus propios mensajes y convertir a los medios en organizadores de la movilización social.

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En este ensayo se plantea una interpretación de las Cartas de Relación de Hernán Cortés al rey Carlos V, de la Historia General de las Indias de Francisco López de Gomara y de la Verdadera Historia de Bernal Díaz del Castillo como piezas de propaganda en pugna por la significación de los hechos de la conquista de México ante la corona española específicamente sobre la fundación de Veracruz. Concluye diciendo que la fuerza más duradera y más peligrosa de la palabra es la ambigüedad, que llega al meollo de nuestra inseguridad humana y que el uso que de ella hace la propaganda puede llevarnos al escepticismo.