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La televisión cultural es aquella cuya forma y mensajes están estructurados voluntariamente para educar integralmente al individuo en cualquier rama del saber humano. La televisión mexicana sostiene que tiene una gran producción cultural, pero lo que realiza está muy lejos de serlo, y en ello tienen intervención directa dos factores: la ausencia de una política de comunicación definida por parte del Estado y la ausencia de una política cultural. Nuestro país, poseedor de diversas culturas, requiere del desarrollo de canales televisivos en el interior de la república y no de repetidoras de la televisión comercial, para que recojan y difundan las expresiones culturales de las diversas regiones del país.

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Este artículo plantea los principios sobre los cuales la Unidad de Televisión Educativa y Cultural (UTEC) de la SEP evalúa los programas que produce, tomando en cuenta al receptor como uno de sus pilares. Señala que en la investigación resulta fundamental describir cuál es la percepción de la audiencia ante un determinado tipo de mensajes. Las evaluaciones que se realizan a corto plazo han dado pautas para elaborar preguntas de investigación a largo plazo. Por ello, se requiere pulir las técnicas de investigación empleadas hasta ahora y realizar estudios más profundos y elaborados.

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Este artículo busca solución a la contradicción evidente entre la televisión comercial, espectacular, llamativa, seductora y la televisión educativa, austera, poco atractiva, aburrida. La diversión pública, ofrecida a la vista y contemplación intelectual, que es capaz de atraer la atención, es a lo que se llama "lo espectacular de la televisión" . Y es espectacular porque no produce mitos a partir de la realidad, como se ha dicho tantas veces, sino que produce a manera de espectáculo o diversión, la realidad misma. Es un medio de producción de otra realidad: la realidad televisiva, que debe ponerse al servicio de la educación.

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Este artículo señala que la televisión escolar no es un sustituto de la enseñanza tradicional, sino una ayuda para una nueva enseñanza; y que tampoco es un sustituto del maestro, sino un medio para facilitar su tarea. El maestro es el enlace insustituible entre la televisión escolar y los alumnos. Su funcionalidad dependerá directamente de las necesidades y circunstancias de cada nivel educativo, así como de los planes y programas de estudio. De ahí que sus funciones se diversifiquen en: auxiliar, complementaria, suplementaria (monitores) y extensiva (post-escolar).

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El supuesto principal de este artículo es que en tanto se conozca la estructura del mensaje televisivo, y el significado del mismo, podrá irse modificando el mensaje educativo y así lograr que el receptor aprenda y se divierta. Con esto no se pretende afirmar que el hecho de analizar la estructura del mensaje educativo televisado solucionara el problema de enseñar para aprender; más bien se pretende contribuir en el estudio de la imagen televisiva para dar pistas al uso de este medio con fines educativos.

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En este trabajo la autora desarrolla algunas reflexiones a partir del análisis de la televisión como fenómeno social, desde la perspectiva de la Teoría de la Reproducción, pero considerando que el sistema genera sus propias contradicciones, y como consecuencia, abre espacios que permiten el desarrollo de una concepción diferente de la educación y, por lo tanto, de una producción de televisión sustentada en una concepción participativa de la educación.

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Toda evaluación sobre programas educativos y/o culturales por televisión se inscribe, desde sus orígenes, en la relación que se ha establecido entre las intenciones y objetivos de los programas y la manera como éstos son recibidos por el público al que fueron dirigidos. Este trabajo expone un modelo de evaluación, directamente inspirado en los enfoques semiológicos de corte estructuralista, cuyas aportaciones permiten descubrir analíticamente el conjunto de elementos de un programa de televisión, asociándole una serie de valores que reflejan los mecanismos de expresión, de contenido y de reconocimiento perceptivo.