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Desde la perspectiva de Telmex, el autor afirma que la tecnología está avanzando a una velocidad extraordinaria y que eso es una ventaja porque en este momento podemos adelantarnos hacia un modelo que tome ventaja de los avances tecnológicos; los costos de la tecnología están bajando, lo que permite hacer cosas que antes no se podían, y hoy existen tecnologías que nos van a permitir llegar en forma más eficiente a lugares que anteriormente eran prácticamente imposibles. Entonces, la situación de marcado, la situación tecnológica, está ahí, la necesidad es real. Por lo tanto la visión estratégica para un plan muy preciso, con objetivos muy concretos, es hoy en día uno de los motivos centrales que tenemos.

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En la base misma de la discusión sobre la Sociedad de la Información, está el tema ineludible de nuestro país: la democratización de los derechos a la información y a la comunicación. Y para ello, no sólo se requiere garantizar el derecho de acceso y el mayor acceso posible de todos los ciudadanos a las nuevas tecnologías para ir cerrando la brecha digital, sino cerrar otras brechas que amplían la exclusión de la mayoría de los ciudadanos para poder comunicarse, expresar lo que piensan y participar de ese intercambio que constituye todo proceso de comunicación.

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LaNeta, institución de la cual el autor es coordinador, es un actor importante dentro de lo que se ha dado en llamar Sociedad de la Información. Busca apoyar el fortalecimiento de las organizaciones civiles mexicanas y de sectores ciudadanos que trabajan por la equidad, justicia, derechos humanos, democracia, ambiente sano, desarrollo sustentable y la paz; a través de servicios, asesoría y capacitación en tecnología de información y comunicación, buscando desarrollar y aplicar sistemas tecnológicos y de gestión de información, sustentados en tecnologías de información y comunicación apropiadas para la sociedad.

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En las antípodas de la "sociedad de la información" se colocaría la "sociedad del conocimiento". En ésta, a diferencia de aquella, prevalecería la genuina búsqueda de la verdad; no una verdad absoluta, históricamente imposible, sino la apertura, la tendencia, el propósito firme de buscar la verdad. Claro que dentro de la sociedad de la información hay núcleos y grupos humanos que buscan la verdad y están siempre dispuestos a confrontar sus investigaciones con otras investigaciones y búsquedas. Pero esos núcleos y grupos no son los dominantes, no prevalecen ni marcan al conjunto social. Están casi siempre relativamente marginados, pero eso no les resta importancia: ellos afirman una promesa de futuro que hace vivir a muchos.

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Tres propuestas: se debe hacer un gran esfuerzo por adoptar como propio el gran proyecto de e-México y el acceso a la Sociedad de la Información, como un derecho pleno de los mexicanos y como un objetivo de Estado, de país, y no solamente de gobierno. Valdría la pena hacer un verdadero estudio sobre esta posible nueva garantía constitucional: de elevar a rango constitucional el acceso de todo mexicano a la Sociedad de la Información y a sus tecnologías. Consolidar el proceso de competencia.

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El presente texto abarca cinco temas generales: primero, un listado o visión de cuáles son los viejos problemas que personalmente le parecen relevantes al autor, tomando como punto de partida una de las primeras reuniones sobre este tema, organizada por la UNESCO en Torremolinos en 1978, donde se discutió, entre otros, el impacto de las tecnologías de información en la sociedad. Como segundo tema aborda las dificultades más importantes para resolver las que hay en el campo de las tecnologías de la información y su respectivo aprovechamiento. En tercer lugar, analiza cuál es la situación en la nueva economía, para pasar al cuarto tema, relacionado con nuestras fortalezas y, por último, esbozar algunas posibles líneas de acción.

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El senador afirma que tardamos muchos años en una transición democrática; hoy, el único tema del país es el desarrollo nacional, el desarrollo tecnológico, la modernización. No obstante, son importantes los trabajos que aquí se han presentado -ver lo que están haciendo otros países, o lo que se puede hacer en términos de comunicaciones, de informática-; pero tenemos que aumentar la calidad de la educación básica y superior y garantizar el acceso a la información.

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La brecha digital y de información que tenemos actualmente es una representación de nuestra brecha de desarrollo económico, y éstas no se pueden cerrar si no se cuenta con información para que los mercados funcionen correctamente. Su estudio es muy importante, ya que el avance en la tecnología ha marcado una diferencia histórica y un crecimiento diferencial en varios países del mundo. Sin embargo, para poder lograr el objetivo de crecimiento y desarrollo en México necesitamos contar con una sociedad informada, y por lo tanto, con acceso libre a la información. Ha habido hitos que marcaron el desarrollo de los países, y éste ha sido el de mayor impacto y relevancia.

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Hoy podemos afirmar que, al fin, el de la Sociedad de la Información es un tema que comienza a formar parte de la agenda pública mexicana. Quienes mantengan el interés por intercambiar impresiones en espacios como este se beneficiarán de uno de los rasgos esenciales de la sociedad de la información, que es la interactividad. Quienes decidan permanecer al margen de coloquios como este, seguirán apartados de las percepciones e inquietudes que la sociedad mexicana tiene en su aproximación a las nuevas tecnologías de información. Hay por lo pronto cuatro temas prioritarios: Ampliar la cobertura pero también la calidad de las conexiones a la Internet; desarrollar y extender la educación para el uso de la red y del conjunto de nuevas tecnologías de la información y la comunicación; impulsar contenidos nacionales para la red; y defender la libertad de expresión y la privacía en la Internet.

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Discutir la sociedad de la información implica ocuparse del futuro del mundo. Desatender ese debate equivale a cerrar los ojos ante un desarrollo que ya comenzó. Pretender que con él se resuelven los problemas ingentes del planeta -y así, de países como el nuestro- implica desestimar los rezagos sociales, las inequidades e ineficiencias económicas así como las rémoras culturales y políticas que se congregan para crear las variadas brechas que padece el planeta. Entre tales brechas, la de índole digital puede convertirse en una de más riesgosas y significativas.