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La comunicación es un factor determinante para socializar y moldear la conducta de los seres humanos. La transmisión de mensajes de un emisor puede desencadenar determinadas reacciones sobre la conducta del receptor dependiendo en gran medida del contexto social y las condiciones equitativas de la información. En las sociedades contemporáneas, los medios de comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías, se han convertido en una parte fundamenta en la construcción de las realidades inmediatas, de la formación de gustos, de la creación del imaginario colectivo y del consumismo. El presente estudio analiza la cobertura que los medios de comunicación realizaron en las elecciones locales de 2010 en el estado de Zacatecas.

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En la actualidad, la importancia de la prensa y de los medios informativos en general, radica en que su producto, la información, contiene un orden de resignificación de la vida pública, es decir, participa en la comprensión de los aspectos que tienen que ver la representación del espacio público y la política; por esta razón su labor está muy cerca el Estado y las instituciones que de él se derivan. Al establecer la agenda pública son los medios los que marcan el desempeño de los actores que intervienen en el espacio público contemporáneo, y es a través de ellos donde se escenifican las luchas por el consenso y el poder.

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Con resultados muy diferentes a los que tradicionalmente se habían dado, el 4 de julio de 2010 se celebraron en el estado de Puebla elecciones para la gubernatura, 217 alcaldías y 26 diputaciones locales. En Puebla, el Partido Revolucionario Institucional ha ocupado la titularidad del Poder Ejecutivo, gran parte de los ayuntamientos –incluido el de la capital del estado excepto en dos ocasiones- y mantenía una mayoría partidaria en el congreso. Lo histórico del proceso de este año no sólo radicó en los resultados electorales, ni en el cambio de fuerza política al frente del Ejecutivo estatal, sino que también aumento la participación ciudadana tanto en la jornada electoral como en todo el proceso.

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El proceso electoral en Puebla no duró 90 días como lo marca la ley, al menos no al interior de las redacciones periodísticas. Comenzó desde mucho antes, pongamos que en julio de 2009, cuando el gobernador Mario Marín se reunió públicamente con un grupo de directores de medios y columnistas para dejar claro quién era su carta fuerte para la sucesión. Entonces comenzó la presión tratar bien al ungido, que dejaría como saldo directo dos despidos, descredito de algunas plumas y un movimiento de fuentes de reporteros incomodos; además de todo el manoseo mediático y el futurismo político convertido en nota del día y la protección noticiosa, por llamarlo de alguna manera, de las primeras planas.